madeinchina

En el 2009 escribí la primera entrada sobre el gigante asiático y su desenfreno constructivo. En 2011, un año antes del que dicen fue en realidad un galardón político (Wang Shu recibió el Pritzker en 2012) ya hablaba de la emergencia china y de los ejemplos que empezaban a caracterizar una arquitectura con sello propio. Esta vez he cambiado verbo y el adverbio que preceden al país. Si bien es cierto que las ciudades chinas siguen pareciendo grandes parques de urbanismo de cartón piedra que podrían ser justamente acuñados como «made in china» (o en cualquier otro sitio) llegan ejemplos de estudios chinos con obras maduras y sensibles con su paisaje, con su historia, con su entorno… Un cierto trato de los materiales, un acercamiento moderno, un aire oriental… Una combinación de factores empiezan a tomar forma sin tenerla y a construirse sin blanquearse. Estas prácticas huyen de las formas voluptuosas (MAD architects al margen) o de los volúmenes blancos que han caracterizado la reciente obra japonesa. El último ejemplo que ha recorrido la red es un proyecto de Vector Architects, un antiguo molino de azúcar reconvertido en un hotel de Alila Yangshuo. Una obra que responde a lo que confesaba Gong Dong que estaban intentando en otro proyecto, el Museo del Patrimonio Cultural Inmaterial:

«Estamos intentando explorar las relaciones conceptuales ocultas entre la tradición y el lugar en vez de expresarlas de un modo superficial» Gong Dong

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via metalocus

pabellones como churros

Empieza la primavera y comienzan a florecer pabellones en toda la geografía. Pequeños ejercicios teóricos que permiten ensayar ideas o técnicas que van más allá del mero enunciado práctico. Esta vez no es el de la Serpentine o el del MAXXI, que ya han aparecido aquí en otras temporadas y que, sin duda, volverán a ser tema de ensayo. En este caso es un pabellón que resulta de una colaboración entre el Instituto de Diseño y Construcción por Ordenadores (ICD) y el Instituto de Construcción de Estructuras y de Diseño Estructural (ITKE), ambos de la Universidad de Stuttgart. Entre los alumnos de estas dos escuelas han ideado el proceso para ejecutar lo que podría ser una tela de araña negra y pre-tensada, a base de fibras reforzadas con compuestos de vidrio y carbono, con la que exploran la construcción robótica de arquitectura. Más allá de la forma del pabellón están la puesta en escena, la prefabricación, la creación de procesos, los materiales y la tecnología, y es el conjunto de estos factores el que obliga a la reflexión sobre el futuro de la profesión. Cuando la impresión 3D acecha, aunque sea lentamente, estos robots y drones se han conjurado para armar una ofensiva que desafía las formas tradicionales de construcción y que ejecutan pabellones de una forma limpia, delicada y casi hipnótica.

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Atípicamente suizos, así podría definirse Bureau-A. Una plataforma multidisciplinaria fundada por los arquitectos Leopold Banchini y Daniel Zamarbide quienes parecen  difuminar los límites entre la investigación y el proyecto de arquitectura desde la pequeñez. Huyendo de aquella grandeza (bigness) con la que teorizara en sus inicios Koolhaas, sus trabajos en arquitectura, paisajismo, escenografía y, principalmente, en instalaciones e iniciativas de auto-construcción tienen un interés teórico  que se desarrolla principalmente en los espacios públicos y sobre cuestiones políticas. No te dejes engañar por una apariencia ligera, su práctica que defienden que está profundamente arraigada en la cultura arquitectónica y la historia, puede que sea más reivindicativa, crítica y  constructiva que muchos grandes proyectos, y sin embargo, es en sus obras construidas, y dentro de lo que tradicionalmente se entiende como práctica común de la arquitectura, donde se entreve su naturaleza helvética.

P.D.: No te pierdas su web que, partida entre textos e imágenes, ofrece una lenta digestión.

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emprendiendo_arquitectura

En el momento de emprender un estudio, atelier, oficina o empresa dedicada a la arquitectura, en cualquiera de sus vertientes, surgen, ya desde esta definición inicial, múltiples cuestiones antes del salto al vacío. Por eso, puede que escuchando los consejos de Tai López en TedTalksArchitizer recopiló confesiones de algunas figuras influyentes del gremio para enumerar estas 15 claves de cómo empezar tu propia firma de arquitectura. Aquí van:

  1. Encuentra tu pasión para definir qué quieres hacer y ser cuando crezca tu estudio.
  2. Socializa con los clientes que te gustaría tener. Diluye los límites entre lo que es trabajo y no lo es dejando que contacten con la persona que eres. Eso dejará ver tu lado profesional sin caer en venderte sólo como arquitecto. Modo «cool guy» sin modo «marketing»
  3.  Encuentra qué ofrece tu ciudad, colegios profesionales, cámaras de comercio, etc. para pequeños empresarios locales. Eso puede abrirte puertas profesionales y proyectos en el ámbito en el que te quieres instalar.
  4. Pide consejo. Elige grandes firmas, no aquellas a las que quieres parecerte, según Tai López, aquellas que son diez veces más grandes de aquellas a las que aspiras. Escribe una carta al director o gerente y pregúntale cómo lo consiguió. Todos han tenido comienzos, todos han pasado por ello y te sorprenderá, pero muchos se pueden llegar a mostrar más cercanos de lo que hubieras pensado.
  5. Considera un tiempo y presupuesto para el marketing. Incluso cuando eres autónomo debería pesar cómo publicitar tu trabajo, donde situar tus primeros proyectos u obras. Piensa de forma creativa también como afrontar esta labor de marketing.
  6. Considera proyectos pro-bono o de bajo coste para los proyectos adecuados. Si el proyecto merece la pena y es una oportunidad de ser visible plantéatelo como una lanzadera.
  7. Participa en concursos. Incluso si no ganas tendrás algo que enseñar y ser visto.
  8. Invierte en fotografía. Tanto si quieres que te publiquen en webs, blogs o prensa escrita necesitas unas fotos impresionantes incluso para el proyecto más modesto. Encuentra un fotógrafo que entienda tu mirada, entabla relación con alguno cuya obra te haya llamado la atención. No se trata sólo de que alguien llegue a la obra y empiece a hacer fotos, debes intentar involucrarle en lo que estás haciendo.
  9. Internet es tu amigo. Aunque ahora publicar en papel es más difícil enviar tus proyectos a las plataformas digitales puede posicionar tu marca en la red y hacer que cualquiera encuentre tu pista.
  10. Sube la apuesta sobre tus pequeños proyectos hasta hacerlos grandes. Da igual si has hecho los baños de un aeropuerto, eso se traduce en que tienes experiencia en obras aeroportuarias. Y no te disculpes por el matiz, debes sonar atrevido y confiado, todo lo que tienes es tu trayectoria, sea corta o amplia. Además todo esto se basa en las relaciones sociales, si lo haces bien en un caso, la voz se correrá de un cliente al siguiente.
  11. Asóciate con grandes firmas para conseguir grandes proyectos. Haz saber a empresas más grandes que estás dispuestas a trabajar con ellas. Es posible que logres un pequeño encargo dentro de uno de sus grandes obras y eso te acerca a proyectos más grandes en el futuro. No olvides que también puedes ser el arquitecto local o apoyarte en una gran firma si te cae un proyecto de una escala que te sobrepasa.
  12. Toma las rareza o extravagancias como serias oportunidades de negocio. Clientes, reality shows, da igual lo que pase por delante, intenta sacar el máximo provecho para dar a conocer lo que haces y llegar a hacerlo y promocionarlo mejor.
  13. Haz relaciones dentro de la industria, ¡pero no sólo con arquitectos! Fabricantes, proveedores, comerciales, industriales, técnicos… En todos ellos existe una oportunidad de negocio y unos posibles aliados así que no desprecies ni una ocasión de ampliar tu red de contactos.
  14. Publícate allí donde tus clientes lo vayan a ver. Que te publiquen en tus revistas favoritas, egos aparte, no significan que tus potenciales clientes vayan a hojear sus páginas. Busca las publicaciones de negocios y/o las de estilos de vida. Ahí es donde tus potenciales clientes van a descubrirte.
  15. Pásate por los círculos de las reformas. Los círculos de familias y amigos son en los que aparecen las pequeñas reformas y los proyectos de pequeña escala. Recuerda, no hay encargo pequeño.

En otra entrada, también en Architizer, sobre emprender y encontrar al mejor cliente, nos confiesan la dura realidad: El trabajo duro por sí solo no te llevará donde necesitas ir. Así que toma buena nota:

  1. Repite clientes = trabajo duro + química (o viceversa). Afianzar un cliente significa hacer lo posible y lo imposible por él, pero para ello hay que empezar con buen pie, investigar sobre él, averiguar si sus principios o preocupaciones encajan con las tuyas. Ya sabes sólo hay una primera impresión, a partir de ahí hay que construir una relación.
  2. Las relaciones requieren, como las plantas, unos cuidados contínuos. Coge el teléfono. No se trata de cotillear o inmiscuirse, simplemente de no perder la relación, de preguntar qué tal va el negocio, sobre la política o el tiempo. Establecer una relación periódica de contactos con los clientes ayuda a generar un vínculo.
  3. Sé tú mismo. No, ¡en serio! Tú conoces tus pasiones profesionales y/o personales, hay gente que las comparte y si son ellos quienes se convierten en clientes, no tendrás que fingir o pretender interés, éste será innato.
  4. …Porque es realmente duro ser otro. Como en un matrimonio, las relaciones con los clientes se fundamentan en una relación que comparte confianza y valores. especialmente cuando se trata de inversiones de grandes sumas de dinero. Que alguien esté alineado en los propósitos y aspiraciones que se tienen en un proyecto es fundamental para el éxito de la relación.
  5. Considérate avisado: algunos encargos son demasiado pequeños. Esto contradice la parte contratante de la primera parte pero, aprende a distinguir los trabajos pequeños que tienen potencial de aquellos que sólo te encasillan en pequeñas chapuzas.
  6. A veces, incluso las grandes relaciones no sobreviven a un cambio de liderazgo. Ni en empresas privadas ni en encargos públicos. Algunos cambios de dirección hacen que el alineamiento salte por los aires pero, por si acaso, escucha siempre lo que tienen que decir los nuevos dirigentes.
  7. La vida es corta. Evalúa qué encargos quieres aceptar. Algunos encargos te requerirán años y no siempre deseas emplear tanto tiempo y energías en ellos. Antes de aceptar analiza el impacto de esa futura relación.
  8. También analiza los encargos que rechazar. Cuando veas banderas rojas, huye. Como los libros o las películas, algunas portadas asustan y otras historias no necesitan ser leídas o visionadas hasta el final. Si el primer capítulo ya te echa para atrás, déjalo. Un abandono a tiempo  es una victoria.
  9. Cultiva tus intereses. Conferencias, organizaciones profesionales, exposiciones, lecturas o escribir sobre todo lo que alimenta tus ideas, rodearte de aquello que te interesa, construye y mejora tus habilidades. Desde los viajes a las lecturas, incluso el círculo de amistades son oportunidades para crecer y crear una oportunidad para la serendipia.

Empezando por lo último, de momento, termino aquí esta entrada como nota mental a la que acudir en esos momentos en los que cualquier arquitecto piensa en emprender arquitectura.

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Apunto he estado de resumir la entrevista que JotDown hace a Ivan Blasi en un tuit pero la cantidad de arquitectura que se lee en ella es tan densa como la que se respira entre las paredes del Pabellón en el que se dan lugar.

«si la calidad arquitectónica, de alguna manera, no reside exclusivamente en el artefacto físico sino en la solución espacial, en realidad la condición de réplica o reconstrucción es algo mucho menos importante»

Este es sólo un pequeño párrafo de una pregunta que demuestra la intensidad, asequible pero extensa, de esta conversación que aborda, desde la génesis del pabellón, el papel del DOCOMOMO o la UNESCO, hasta el proceso de selección y sentido del Premio Mies van der Rohe, concluyendo con la visión del mañana que tiene este arquitecto y profesor que termina la entrevista afirmando que, «si tardas siete días en escribir una frase es para que el otro la entienda en dos segundos», y de forma semejante debería ocurrir con la arquitectura.

«Incluso en este propio pabellón, tampoco hay que entender mucho para el público: si te sientes bien, si estás cómodo, si la luz es agradable… no deja de ser una cosa intuitiva, aunque detrás hay muchísimo trabajo. Pero, al final, la calidad siempre se manifiesta para todo el mundo, sea arquitecto o no.»

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Decía hace sólo un par de días Rem Koolhaas, en un congreso que este año tiene como tema el Cambio de clima; «yo quiero intervenir en la sociedad desde la arquitectura. Y creo que esta disciplina debe de estar más relacionada con la acción política que con la belleza«. Días antes se anunciaban los finalistas al premio Aga Khan, uno de los más importantes de la profesión a nivel internacional, especialmente en el mundo musulmán, que se otorga cada tres años y que, desde 1977, ya habla de la «escala humana» y la «sostenibilidad». Un galardón que valora aquellos proyectos que establecen nuevos estándares en arquitectura, urbanismo, rehabilitación y paisajismo, con especial atención a la utilización de recursos y técnicas locales. Premia por tanto lo que siempre ha debido ser la profesión, no sólo una búsqueda de la excelencia y la belleza, sino la consecución de una repercusión humanitaria dentro de la comunidad y, por extensión, dentro de la sociedad. Mientras se elige al ganador de este año de entre los finalistas de este 2016, puedes descubrir la belleza política de estas construcciones gracias a estos videos de presentación.

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Me alivió constatar que escribí varias entradas sobre la Pritzker iraní quien fallecía por sorpresa esta pasada semana. Un vacío ha quedado tras de sí, no por la falta de proyectos que discípulos y aprendices ya construyen con las formas que en otros tiempos tanto costó, tan solo imaginar; sino por la falta de fondo, de pasión, de ideas y de dibujos que ella sacó adelante con valentía y arrojo. También ella echaba de menos esa disciplina, lamentaba que los nuevos arquitectos que llegaban a su estudio ya no sabían dibujar, no manejaban las técnicas y que ella misma había abandonado esa práctica que un día la lanzó a la primera plana cuando no existían fotografías de una obra todavía no construida. En cierta medida, como ocurriera con las vanguardias rusas en las que se inspiraron tantos otros, su arquitectura de papel fue la que tuvo una influencia mayor, puede que porque gozaba de esa cualidad que decía admirar en el hormigón, parecen inacabados. Los dibujos, los bocetos, las líneas y las maquetas son ideas gráficas, sugerencias visuales que no siempre retratan sino que imaginan. El penúltimo newsletter de la web Divisare está lleno de ellos, de varios arquitectos entre los que también estaban los suyos, a ella evidentemente se dedica por completo el último gooby de esa misma plataforma. Zaha Hadid DEP.

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«Su misión consistió en poner las casas patas arriba y los edificios del revés». Así comienza el artículo póstumo que ElPaís dedica al recientemente fallecido arquitecto francés. Maestro confeso de Jean Nouvel, quien trabajó en su estudio y junto al que ha compartido su última exposición (Musées à venir), su influencia está en el trabajo presente de Rem Koolhaas, Zaha Hadid, Snohetta, Daniel Libeskind, Wolf D Prix, Sou Fujimoto o SANAA. Todos ellos encontraron inspiración en la “planificación utópica”, como ha descrito recientemente Paul Virilio la “función oblicua” de la que él mismo fue cómplice. Se rodeó de personalidades y artistas como Ionel Schein, Andrew Block, Paul Virilio, Nicolas Schöffer, Jean Tinguely o Yves Klein, “períodos” de su trabajo y colaboraciones que consideró fundamentales para el arquitecto. No rechazó la fealdad o la inestabilidad, ni los encargos «nucleares» o comerciales, siendo a la par utópico y audaz, logrando mover, incluso empujar, a las personas con sus principios y arquitectura.

«Si se los coloca sobre una pendiente, se sentirán desestabilizados, se tocarán y empezarán a pensar de forma distinta en sus cuerpos y sus relaciones”

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El MoMA no sólo puede visitarse en la gran manzana, ahora también puedes adentrarte en sus fondos vía online. Busca por artista, obra o incluso técnica e indaga en todas las piezas que esconde este museo, incluso, lejos de los ojos de los visitantes que recorren físicamente sus salas. Desde El Lissittzky al mismísimo Rem Koolhaas, pasando por Superstudio, descubre todo lo que esconde esta extensa colección de arte moderno que sigue creciendo cada día, también en la red.

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