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divertimentocomoarquitectura

«Me gustó siempre hablar de arquitectura como divertimento. Si no se hace alegremente no es arquitectura». Estas palabras de Alejandro de la Sota me han incitado a recuperar, entre las notas mentales pendientes, la propuesta ganadora de intervención urbana que, titulada «Siempre Fiesta», firmaban Andrés Carretero y Carolina Klocker para el concurso de ideas que el Instituto Goethe organiza una vez al año bajo el lema «We Traders: Cambiamos crisis por ciudad». Después de leer en las calzadas aquellos versos urbanos es una lástima que uno no pueda deslizarse por estas dunas o construir castillos de arena haciendo también del divertimento, arquitectura.

divertimentocomoarquitectura_big

vía edgargonzalez.com

 

propotipos para una utopía

En la vida también hay pequeños grandes edificios. Algunos reciben ese trío de buenas cartas (cliente, constructor y arquitecto) y juegan para poker al ligar una teoría, o utopía como es el caso. Cuando la arquitectura se empapaba del pop-art y disfrutaba agitando eslóganes, conceptos e ideas; el azar hizo que el dueño de la empresa B&B, empresa italiana de mobiliario, Piero Busnelli (quien merece una mención), a la vista del diseño del Beabourg (joven obra culmen de esos años 60-70), consciente de la ligera locura que afectaba a sus creadores, y de la suya propia (en palabras de uno de los arquitectos, ‘locos’), decide trabajar con la pareja, Rogers-Piano. Un pequeño edificio de oficinas se adelanta al resto para convertirse en la primera realidad material de aquella utopía de la Non-stop city de Archizoom (imagen arriba). A esta materialización (y feliz descubrimiento) le dedica arbitare un buen artículo firmado por Diego Terna. Este arquitecto italiano es también bloguero de un espacio de sugerente título – L’archittetura immaginatta. El subtítulo prestado que encabeza sus reflexiones, condensa  el guión de esta entrada, como esta pequeña obra hizo con aquella utopía.

Quería construir, como escritor, el territorio donde finalmente pudiera trabajar como arquitecto – Rem Koolhaas

propotipos para una utopía_bigvia arbitare – B&B Office Building, Novedrate, Como, by Renzo Piano and Richard Rogers (1971-73)

 

Con vistas al fin de semana puedes echar un vistazo a Bustler, una página que recoge las últimas noticias sobre concursos de toda índole creativa. Sirvan de muestra estos tres botones; el resultado del concurso anual de dibujo arquitectónico KRob2012, los finalistas de un concurso de fotografía digital con app propia EyeTime2012 y, para terminar, el brillante y original ganador del Concurso de Arquitectura de Chicago que este año tenía como objeto una complicada ampliación funcional sobre un icono de la ciudad como es el Hospital de Mujeres Prentice del arquitecto Bertrand Goldberg. Éste, más allá de unas formas claramente identificables, dijo sobre el fondo:

Mi mensaje, creo, es mucho más importante que mi persona, o que la rápida identificación como el arquitecto de los edificios redondos. Estoy hablando del papel de las personas en un sistema social, sobre su comportamiento dentro de la ciudad  (Bertrand Goldberg)

A riesgo de repetirme intentaré concluir algo con unos puntos suspensivos. Después de escribir hace más de dos años una entrada sobre el metal inflado de Oskar Zieta y hace un par de meses esta entrada sobre coches y ciudades futuras que firmaban Audi y BIG, ambas confluyen ahora en una campaña en youtube sobre el nuevo AudiQ3. El coche es casi de lo de menos al lado de ideas y aplicaciones tan interesantes y potentes como las del propio Zieta y su prozessdesign, haciendo del proceso un objeto de diseño con su lema, todo lo que necesitas es menos;  Marten Claesson haciendo mucho con muy poco, de lo pequeño, del detalle, algo grande; o Eva Marguerre quien apuesta por reducir la cantidad de materiales, no las posibilidades; el mencionado Bjarke Ingels presentando su visión sobre la movilidad y la arquitectura con otro bocadillo, ¿Maximizar? ¡Optimizar!; y por último Michael McAlpine, quien firma la frase que da título a la entrada. Es llamativo que un lema tan simple como abierto, que tituló un movimiento el siglo pasado, sea revisitado, revisado, pervertido y estrujado para seguir teniendo una vigencia que ni su mismo autor probablemente imaginó. Aquel menos es más de Ludwig Mies van der Rohe, se ha traducido en esta creatividad optimizada que exige, menos ideas pero mejores.

via dezain

Encontrar la manera de presentar ideas o inquietudes con palabras que son tan evidentes que los no arquitectos realmente se interesan por ellos (Bjarke Ingels Group (BIG))

Con estas palabras se presentaba este arquitecto danés en la Conferencia anual sobre Innovación de Architectural Record para criticar el pésimo trabajo que hacen los arquitectos vendiendo sus ideas. Y puede que, efectivamente, esta sea su mayor innovación. El desenfado con el que Bjarke Ingels presenta sus proyectos despierta ciertas reservas para quien siempre ha mirado la arquitectura tras unas gafas de pasta, vestido de riguroso negro y cargado de teorías. La arquitectura es una disciplina que tiene responsabilidades con la sociedad y por ello debe guardar cierto rigor y buen hacer, pero el éxito de este danés no está en sus formas construidas, a veces insultantemente directas aunque bien ejecutadas, sino en sus formas visuales y verbales. Parece divertirse presentando propuestas novedosas y arriesgadas haciendo que parezcan improvisadas o encontradas. Y puede que exista el riesgo inherente de que al final todo parezca tan evidente como fácil, cuando en realidad esconde mucho esfuerzo y trabajo, pero deshaciéndose de tabúes y viejos modos, su arquitectura llega más lejos y más rápido. En un mundo de twits incesantes, bienvenidas sean estas nuevas formas donde la evidencia de las palabras hace interesante la arquitectura.

Por un momento pensaba que ya había escrito algo sobre Andrew Zuckerman, un personaje que descubrí en otra de las charlas de CreativeMornings. Sin embargo, no aparecía nada hasta ahora en el blog sobre un fotógrafo que pareció descubrir algo que últimamente ha ganado valor, la vejez. Más particularmente, la sabiduría y el conocimiento de aquellos que han llegado hasta ciertas edades y tienen mucho que decir todavía, y mucho de lo que aprender. El libro, Wisdom: The Greatest Gift One Generation Can Give to Another, retrata 50 grandes pensadores y emprendedores de nuestro tiempo – escritores, artistas, filósofos, políticos, diseñadores, activistas, músicos, religiosos y líderes políticos- todos ellos mayores de 65, que responden a siete preguntas llenando páginas de un torrente de inteligencia, inspiración y experiencia inestimables . Opiniones valiosas entre las que destaco esta que he ha despertado la búsqueda, encontrada via swissmiss:

No paras de hacer cosas porque te haces viejo. Te haces viejo porque dejas de hacer cosas (Rosamunde Pilcher, escritora)

+info via brainpickings

De entre todas las citas y grandes frases que se han recuperado tras la desaparición de Steve Jobs esta, en la que parece relativizar la genialidad en el mundo creativo «reduciéndola» a la simple y amplia experiencia humana como fuente de toda inspiración, engrandece a la persona por encima del mito, de ese genio de la lámpara manzana.

«La creatividad es simplemente conectar cosas. Cuando se pregunta a la gente creativa la forma en que hizo algo, se sienten un poco culpables porque en realidad no lo hicieron, simplemente vieron algo. Después de un tiempo, para ellos resulta obvio. Eso se debe a que fueron capaces de conectar las experiencias que han tenido y sintetizar nuevas cosas. Y la razón por la que fueron capaces de hacerlo es que han tenido más experiencias o que han pensado más sobre ellas de lo que lo han hecho otras personas. Por desgracia, este es un bien escaso. Un montón de gente en nuestra industria no han tenido experiencias suficientemente diversas. Por lo que no tiene puntos suficientes que conectar, y terminan con soluciones muy lineales, sin una perspectiva amplia sobre el problema. Cuanto más amplia sea la experiencia humana, mejor diseño tendremos. (Steve Jobs, Wired, febrero de 1995 via swissmiss)

Cotidiana, natural, reveladora, sugerente, sencilla, responsable… Una imagen vale más que mil palabras. Esta fotografía devuelve una visión de normalidad que muchos han olvidado. El edificio al fondo, las personas en primer plano. La arquitectura es tan sólo el marco de la acción. Un museo es tan sólo un espacio para el arte. El turner contemporary museum es tan sólo una nave. Así es como, con cierto desapego, calificó la última obra de  David Chipperfield un bloguero y, con naturalidad, un sir admite la elegancia de su naves. Responsable de que éstas respondan a un presupuesto, un lugar, una luz, un entorno y un carácter local; consciente de que su éxito o fracaso dependerá de quien las usa, o las abandona, y no de una forma divertida o una fachada caprichosa, que no le convencen. El último galardonado con la RIBA Gold Medal es según el excelente artículo de Rowan Mooreun maestro de lo permanente que vuelve a casa. Alguien que gusta de la «permanencia», la «sustancia» y el «significado», en la línea de aquella arquitectura decorosa que buscaba Rafael Moneo, huyendo de obras prescindibles, hechas de cualquier manera. Un profesional que niega que esta disciplina pueda ser radical con los presupuestos y tiempos que afronta su ejecución. Alguien que valora la implicación de los alemanes en el desarrollo global de sus ciudades y que esperan que el arquitecto sea un líder intelectual y no un mero proveedor de servicios. Admite sentirse en ocasiones «un dinosaurio» pero se reconoce «incapaz de hacer un edificio absurdo, chiflado o excéntrico». Predica con el ejemplo y cita con normalidad:

La diferencia entre buena y mala arquitectura es el tiempo que le dedicas (David Chipperfield)

+imágenes via bbc+artinfo+gettyimages  vídeo via bbc artículos theguardian + theobserver y todo gracias al link en dezain