La coherencia no siempre construye el día a día, de otro modo resultaría difícil entender, entre otras muchas cuestiones, la planificación y construcción de la ciudad contemporánea en un mundo digital de redes inalámbricas y teléfonos móviles. Ha tenido que ser un ente externo como Google quien, primero, junte a dos jóvenes talentos como Bjarke Ingels (BIG) y Thomas Heatherwick (Heatherwick Studio) para que trabajen conjuntamente (práctica poco común en una profesión donde tradicionalmente abundan los egos) y segundo, apostar por una arquitectura ligera y móvil bajo grandes estructuras tensadas y traslúcidas que controlen el clima y se abran al entorno tratando de crear un espacio público en contacto con la comunidad. Parece que el proyecto de Norman Foster para Apple, poco tiene que ver con éste que plantea uno de sus grandes competidores el mencionado mundo digital. Una apuesta que, en coherencia con sus sistemas y funcionamientos internos, se encamina hacia entornos abiertos e impredecibles, flexibles e indeterminados que tienen, sin que haya sido mencionado, un referente utópico en aquellas propuestas de «ciudades andantes» o «enchufables» con las que teorizara Archigram antes si quiera de que internet conectara dos ordenadores.
vía googleblog