A veces las maquetas son estupendas sugerencias espaciales de realidades no construidas. En ocasiones seducen por una belleza que nunca verá la luz bajo una grúa y en otras sólo su imagen final cobrará un sentido que nunca estuvo en la miniatura.
Cuando vi esta maqueta, que levantó expectación desde su aparición en «On site«, no estaba seguro de cual iba a ser la realidad construida de este bloque de porosidad conocida. A falta de una visita on site, parece que la realidad ha encontrado su lugar en la periferia madrileña y Thom Mayne ha tendido un entramado habitable de mortero blanco. Veremos si el tiempo no ensucia, ni agrieta, una realidad convertida en ciudad miniatura.
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