«Su misión consistió en poner las casas patas arriba y los edificios del revés». Así comienza el artículo póstumo que ElPaís dedica al recientemente fallecido arquitecto francés. Maestro confeso de Jean Nouvel, quien trabajó en su estudio y junto al que ha compartido su última exposición (Musées à venir), su influencia está en el trabajo presente de Rem Koolhaas, Zaha Hadid, Snohetta, Daniel Libeskind, Wolf D Prix, Sou Fujimoto o SANAA. Todos ellos encontraron inspiración en la “planificación utópica”, como ha descrito recientemente Paul Virilio la “función oblicua” de la que él mismo fue cómplice. Se rodeó de personalidades y artistas como Ionel Schein, Andrew Block, Paul Virilio, Nicolas Schöffer, Jean Tinguely o Yves Klein, “períodos” de su trabajo y colaboraciones que consideró fundamentales para el arquitecto. No rechazó la fealdad o la inestabilidad, ni los encargos «nucleares» o comerciales, siendo a la par utópico y audaz, logrando mover, incluso empujar, a las personas con sus principios y arquitectura.
«Si se los coloca sobre una pendiente, se sentirán desestabilizados, se tocarán y empezarán a pensar de forma distinta en sus cuerpos y sus relaciones”
vía dezeen