Channel Louisiana, es una interesante plataforma de origen danés con contenidos audiovisuales sobre arte, diseño, literatura o música entre otros. Entre estos otros, o a medio camino entre el arte y el diseño, hay varias entrevistas a arquitectos de renombre, algunos de los cuales explican sus obras o dan algunas pistas sobre su acercamiento a la disciplina. Entre todas ellas han sido las reflexiones de Thom Mayne, cabeza visible del estudio morphosis, las que han hecho que la imagen de portada tome unas dimensiones poco habituales. La fotografía es de la Cooper Union, universidad privada de Nueva York, de la que probablemente recuerdes su plástica carcasa de metal perforado pero cuyo interior puede que hayas pasado inadvertido. Evidentemente en la definición que Mayne da de la arquitectura están presente las formas, «somos nosotros quienes que les damos vida» pero, apunta, como «el resultado de un proceso de hacer preguntas, ponerlas a prueba, y re-formularlas y cambiarlas de un modo reiterativo» algo que hace de esta profesión «un modo de pensar, explorar, de inventar, de hacer y de participar del mundo». Sigue describiendo la situación del edificio, el papel de la institución, el proyecto como un lugar donde se entremezclan ingeniería, arte y arquitectura, una obra que quiere extender la idea de lo que es la Cooper Union como entidad, una plaza elevada donde la creatividad intelectual se conecta con la calle, con la dinámica propia de la ciudad, la invención de una forma que establece estas conexiones, una pieza que sólo puede crearse en este siglo, cuya suavidad tectónica contrasta con la ciudad, una caja simple envuelta en un velo de transparencia y luz, una obra que pertenece al «avant-garde» y que necesariamente se pronuncia y genera reacciones. Este conjunto de frases inevitablemente se traducen en el edificio. A pesar de su vehemencia final, aunque el edificio pudiera explicarse, es posible que siguiera habiendo a quien no le gustase, pero de alguna forma el edificio, sin voz, ya mantiene una conversación con la ciudad, es capaz de despertar críticas, preguntas y puede que incluso respuestas. En el fondo los edificios ya hablan por sí mismos, son el resto quien debe hacerse las preguntas correctas y escuchar atentamente a ver si las respuestas, a las que dio forma la arquitectura, tienen sentido en ese momento y en ese lugar.