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Archivo de la etiqueta: urbanismo

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La coherencia no siempre construye el día a día, de otro modo resultaría difícil entender, entre otras muchas cuestiones,  la planificación y construcción de la ciudad contemporánea en un mundo digital de redes inalámbricas y teléfonos móviles. Ha tenido que ser un ente externo como Google quien, primero, junte a dos jóvenes talentos como Bjarke Ingels (BIG) y Thomas Heatherwick (Heatherwick Studio) para que trabajen conjuntamente (práctica poco común en una profesión donde tradicionalmente abundan los egos) y segundo, apostar por una arquitectura ligera y móvil bajo grandes estructuras tensadas y traslúcidas que controlen el clima y se abran al entorno tratando de crear un espacio público en contacto con la comunidad. Parece que el proyecto de Norman Foster para Apple, poco tiene que ver con éste que plantea uno de sus grandes competidores el mencionado mundo digital. Una apuesta que, en coherencia con sus sistemas y funcionamientos internos, se encamina hacia entornos abiertos e impredecibles, flexibles e indeterminados que tienen, sin que haya sido mencionado, un referente utópico en aquellas propuestas de «ciudades andantes» o «enchufables» con las que teorizara Archigram antes si quiera de que internet conectara dos ordenadores.

vía googleblog 

la teoría del huevo y la ciudadGracias a la bibliografía de Bernard Tschumi en su curso de Columbia, Architecture (+cities) as concepthe descubierto un breve texto que propuso el arquitecto Cedric Price en compañía del escritor y critico de arquitectura Reyner Banham, el urbanista y geógrafo Peter Hall y el editor de la revista en que se publicó, «New Society«, Paul Barker. Non-Plan resultó ser un manifiesto urbanístico que apostaba por una anarquía, presuntamente responsable, que liberaba el territorio de cualquier normativa, algo que denominaron experimento sobre la libertad, y que, al parecer, levantó en su momento no pocas iras y críticas entre arquitectos y urbanistas. Su atenta lectura permite imaginar, y/o temer, una ciudad sin ley y sin límites cuya forma no se atrevió a predecir en esta analogía del huevo y la ciudad con la que sintetizó la evolución histórica de ésta. Probablemente, con una intención más provocadora que realista, Price indujo a una reflexión sobre la incertidumbre, el cambio, la velocidad, la mutación y la indeterminación de la ciudad contemporánea en contra del estatismo y una sobre-legislación que trata de controlar y domesticar el urbanismo y que a menudo constriñe la evolución de la ciudad hasta que se manifiesta en la marginalidad y abandono de algunas áreas que, más tarde que pronto, son rescatadas de su propio destino. Puede que las ciudades no lleguen a moverse sobre ruedas como esbozó utópicamente, sin embargo, la lectura y reflexión de este manifiesto permite imaginar un entorno más abierto a la colaboración ciudadana, a la reflexión pública y a la generación de paisajes urbanos todavía no imaginados. Abusando de la analogía gastronómica, es posible que sea necesario deconstruir la tortilla-ciudad para poder redibujarla, continuamente.

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playgrounds

De una exposición a otra, de un juego a otro. En lugares definidos, en espacios intermedios, en zonas de juego o en descampados, marcados con tiza o con mobiliario, urbanos, domésticos, infantiles, adultos, regulados o ilegales, en plazas o azoteas, el juego es una forma de vida, una actividad incapaz de contenerse dentro de un marco establecido, algo que hace que los saltos, carreras y la imaginación se desparramen por la ciudad. Fotógrafos, arquitectos, filósofos, urbanistas… Todos ellos repararon en un momento en esta condición lúdica del espacio, en la propia realidad social que exigía un espacio para el esparcimiento fuera del trabajo, el papel del ocio en la sociedad moderna, el protagonismo del juego como una actividad más de la urbe que merecía la pena retratar, estudiar, planear, repensar  y diseñar, aunque siempre sorprendiera su capacidad para desbordar los límites establecidos. La exposición que estos días se muestra en el Reina Sofía de Madrid se subtitula «reinventar la plaza» pero está visto que el juego desborda todos los territorios y sentidos del término. Si quieres saber más acércate a ver lo que plantearon Constant, Archigram, Aldo van Eyck, Alberto Giacometti, Isamu Noguchi, Man Ray, Guy Debord… Lo que retrataron Francesc Català-Roca, Henri Cartier Bresson, Pier Paolo Pasolini o Roberto Rosellini. Y cómo el espacio público a pasado de ser un lugar de juego a adquirir un papel importante en las manifestaciones políticas recientes llegando a jugar en serio papel dentro de esta sociedad del entretenimiento.

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fotografía de Francesc Català-Roca

 

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En este artículo del NYTimes de título extendido – A new look at the multitalented man who made tropical landscape an art – Se dice que fue más un botánico que un arquitecto paisajista y más pintor que jardinero. Burle Marx, fue un adelantado a su tiempo, que supo poner en valor la riqueza de las flora brasileña componiéndola bajo los principios estéticos de las vanguardias artísticas como el cubismo o el arte abstracto. Creó una gramática moderna para el diseño internacional del paisaje. Al descubrir sus pinturas, dibujos y tapices es fácil reconocer el origen y la influencia sobre algunos de los grandes paisajistas de hoy e incluso sobre algún genio catalán que entre sus distracciones debió recorrer los trazos de este maestro brasileño. Un artista plástico y naturalista brasileño, como lo define la wikipedia, que no solo dio nombre a un buen número de especies vegetales, sino que creó todo un arte de hacer paisaje.

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nociodearquitectura

Vegaviana tiene nombre de ciudad utópica cuando, en realidad, es uno de esos pueblos de colonización que los arquitectos visionarios encalaron entre los campos de labranza de aquella España en blanco y negro que retratara con acierto Joaquín de Palacio. La maestría con la que Fernandez del Amo consiguió aplicar las ideas modernas con la «tecnología» y necesidades de entonces hacen que hoy, una revista como yorokubu, dedique un artículo que rescata esos pueblos inteligentes en tiempos de smart cities. Si quieres saber más sobre estos pueblos de colonización sigue leyendo aquí, pero si el tiempo apremia en este final de año, quédate con esta intemporal noción de arquitectura.

Solo hay una arquitectura: la que sirve al hombre. Pero tenemos el deber, la responsabilidad de hacer que ese hombre quiera vivir mejor. Que la arquitectura le asista en una auténtica superación: la casa, el taller, la escuela, la iglesia, la ciudad. Desde fuera y por dentro, desde el urbanismo a la interioridad. Hacerle grato el entrar en la casa y el salir de ella. Quitar fronteras, chafar orgullos, reducir diferencias, que todo sea recinto de convivencia y el ámbito de su paz. Que la objetiva virtualidad del arte le llegue al espacio vital y al utensilio. Que se sienta bien y se haga mejor. Que le proteja de la intemperie y le alivie de las fuerzas oscuras que ensombrecen el mundo (José Luis Fernández del Amo)

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Dentro de la 13th international architecture biennale de Venecia la exposición ‘inter cities / intra cities: ghostwriting the future‘, ofrece una lectura de Hong Kong, esta particular ciudad que ha vivido apoyada en el lema «un país, dos sistemas», intentando entender la materia de la que está construida para afrontar su futuro desarrollo, enhebrando historias del pasado, presente y futuro a través de propuestas reales y especulativas sobre la zona de South East Kowloon.  En palabras de sus comisarios, the Oval partnership, para promover el debate local y el diálogo, realizan una alabanza a aquellas ciudades permisivas, que abrazan el espíritu de la multiplicidad y la diferencia, de la subversión y la invención. Sin lo clandestino, lo semi-legal y lo no-autorizado, las ciudades se vuelven estériles y predecibles. Biológicamente muertas. Así la muestra presenta tanto lo oficial, los proyectos de gran escala propuestos para el Sudeste de Kowloon, como los no oficiales, las actividades no planificadas, de origen local que ocupan las grietas y hendiduras en el medio. Aquellos que, con un poco de agua, podría florecer en una rica pradera.

via designboom

La última propuesta de MVRDV encaja con su ADN. Y es que estos holandeses representan el espíritu del país donde tienen su sede. Puede que a veces sus propuestas parezcan viables sólo en ese mismo lugar del que provienen pero puede que lleguen a hacerse universales. Su última idea recoge esa creciente tendencia del DIY (Do It Yourself) para llevarla al campo, ya no de la arquitectura, sino del urbanismo. Posiblemente una idea que, ordenadamente sólo pueda realizarse en los Países Bajos pero que, su mero planteamiento genera reflexiones acerca del sobreordenamiento que amplia las ciudades con aburridos y artificiales barrios de manzanas programadas. Puede que este urbanismo que permite colaborar y aportar un pedacito entre cada individuo produzca resultados capaces de modificar el urbanismo dando lugar así a una verdadera ciudad DIY, aprovechando además el uso de las redes sociales para trascender el mundo virtual.

via archdaily

Hace ya algún tiempo que el concepto de smart city aparece en artículos de arquitectura y urbanismo, pero ha llegado el momento en que toca la economía y un nuevo interés parece hacerla hoy más viable y cercana. Acertadamente titula Elpaís, El futuro es la inteligencia, un artículo donde se valora la ciudad en términos que escapan a su forma física y atiende a la información sobre sus comunicaciones e infraestructura social y la repercusión que estos datos tienen en la economía de las ciudades y en el bienestar de los ciudadanos. Un valor creciente dado que más de la mitad de la población mundial vive ya en una urbes que se atascan por momentos en vías y urbanismos del pasado. Para evitar el colapso nuevas alianzas, medidas e iniciativas por parte de los sectores público y privado parecen tomar posiciones para llegar a ser los primeros en definir estas ciudades inteligentes o digitales. Sin embargo, da la impresión de que del mismo modo en que se cubren fachadas de verde o se ponen placas solares, los datos y las mejoras tecnológicas descuidan el fondo y las formas. Olvidan que en el fondo nos movemos por las calles y vivimos en sus edificios, mientras sus formas, planeamientos y arquitecturas, siguen sin ser flexibles ante estos nuevos anchos de banda, ni permeables a los datos que arrojan. Puede que esta carrera hacia el futuro la gane quien sea capaz, de verdad, de postular una ciudad del futuro inteligente en lo físico y en lo digital. 
Imagen_Visualizing Amsterdam SMS Messages, 2007-2009. Aaron Koblin

Por obvios que puedan parecer, una vez leídos, los tres puntos en los que resume Ray Oldenburg su libro The Great Good Place, merecen una atenta lectura via fastcodesign. Construyen un análisis sociológico básico sobre los espacios públicos de la ciudad, que resulta más cercano cuando se ha paseado por las calles de Nueva York, descubriendo la relación tan estrecha que los habitantes de la gran manzana mantienen con calles, plazas o parque, que además parecen responder con un cuidado diseño a un uso tan intensivo. Por eso mismo resulta más importante si cabe atender a estas claves y conceptos entre los que me ha llamado la atención el del pocket park. Un parque en miniatura que tiene como icono un ejemplo recurrente en el diseño de espacios públicos como es Paley Park, un oasis que se levanta unos escalones por encima del asfalto de Manhattan para dar forma, luz y sonido, a ese third place (tercer lugar), que tras la casa y el trabajo, nos permite desconectar, tomar un café, conversar, leer, descansar…

via architecturelab

Hoy los juegos de niños sufren la homologación con formas y diseños que sacrifican la imaginación y  la diversidad a cambio de una supuesta seguridad. Si la creatividad se potencia perdiendo el miedo a equivocarnos, porqué intentamos evitar lo inevitable y asumimos que los niños corren, tropiezan, se caen, y vuelven a salir corriendo; y que aprenden a levantarse jugando e intentando llegar al último peldaño. A menudo me he preguntado qué espacios tendríamos si hubiéramos pasado nuestra niñez jugando con burbujas o dentro de esferas en lugar de hacerlo en habitaciones prismáticas, mirando por una ventana cuadrada o apilando piezas de lego. La creatividad parece haber sucumbido al control y la normativa, haciendo que los niños sólo conozcan un modelo de juego, un patrón de saltos, toboganes y pasarelas, cuando por otra parte siempre han imaginado sus propios juegos con los mínimos recursos. Desde floresenelático denuncian esta realidad imperante con una mirada al pasado gracias al descubrimiento de este enlace suizo Architektur für Kinder. Una página donde se recopilan publicaciones y ejemplos de unos espacios de juego que, aún estando en blanco y negro, dejan volar la imaginación de niños, y arquitectos.